27 febrero 2005

Mi diario

Mientras nieva sobre los Cárpatos



Vale, debo comenzar diciendo que el título de este post no es mío. Una vez alguien me envió un mail con este asunto y comentaba "Si, el titulo del mensaje no viene a cuento, pero lo hace interesante". Pues eso mismo me pasa ahora. Ah, si lees esto sabrás que me refiero a tí, un saludo. Tus mensajes que ahora he releído después de encontrarlos me alegraron aquel verano en el que consultaba el correo cada 15 minutos. Miras y sale el cartelito recibiendo mensaje y no puedes evitar que tu corazón dé un saltito.

Y es que no hace falta estar enamorada de alguien para que estés deseando tener noticias suyas y alegrarte al pensar que ese alguien, por lejos que esté se acuerda de tí y dedica unos minutos a escribirte, aunque sea alguna tontería, pero que al menos te hará sonreir.

Y no sé a cuento de qué venía todo este rollo. Porque además de todo eso hace ya mucho tiempo.

El caso es que me encuentro sumergida en una de esas tardes de domingo en las que reina el tedio, no ponen nada bueno en la tele, no has quedado con ningún amigo, no tienes que estudiar (por suerte) y solo te queda la pantallita del ordenador y el teclado para ver qué pasa por el mundo.

Ayer por la tarde vi Cold Mountain, una película bastante buena. No se me hizo larga, y eso que dura dos horas y media. La recomiendo. Todos los actores están bien, aunque considero que Nicole Kidman ya está un poco mayor para hacer de la "joven hija del pastor". Que le den el papel a Natalie Portman, por decir una, que también sale, pues me habría parecido más lógico. Pero fuera de eso todo está bien.

Hoy he ido a ver el piso de mi hermano. Lo están reformando para irse a vivir con su novia. Le está quedando muy bien. Pero esto ya empieza a oler a boda. No me gusta ir a las bodas. No por nada en especial, pero están las mismas cosas siempre: (haré una enumeración como Renée Zellwegger en la peli).

1. Para empezar tienes que comprarte la ropa (vestido normalmente, si eres chica, si eres chico allá tú). Por lo general será un vestido que no volverás a ponerte o si lo haces será en Nochevieja o alguna otra boda en la que no te lo hayan visto. Y a mí eso me da mucha rabia.

2. La familia. En mi caso, mi familia es eterna, no termina nunca y te encuentras a las puertas de la iglesia con una multitud de gente a la que saludar. Si te haces la despistada pueden pasar dos cosas:
2.1. Que vaya tu madre y te diga "ve a saludar a los tíos, que no te digan maleducada".
2.2. Que sean tus tíos (tías, más bien) las que vayan a saludarte a tí.Teniendo en cuenta que tengo 8 tíos con sus hijos, nietos, yernos, nueras... dos besos a cada uno... esa tarde das como unos 1.400 besos (para saludar y para despedirte, claro). Uf, ya me estoy agobiando!! Al final ya no sabes a quien has besado. O en algunas ocasiones tienes que recurrir a tus padres y preguntar "oye, ¿este primo cómo se llama?" antes de saludarlo, porque es la típica familia que solo ves en bodas y entierros.Y que cuando te despides, algunos ya van un poco pedo y te aprietan en un abrazo que no termina nunca y te dicen lo guapa que estás y que a ver si volvemos a vernos pronto. Y tú con cara de tonta sonriendo y diciendo "sí, sí" con la cabeza.

3. La ceremonia. Nunca entro en las iglesias. Cuestión de fe. Los sermones me ponen de los nervios y todos esos santos con cara de mártir también. Perdón a los católicos.

4. El convite. Lo peor es que te sienten a la mesa con gente que no conoces o con algún graciosillo-borracho.

5. Y más triste. Aquellos que se han ido hace poco, que viste en la última celebración y que en esta ya no están. En mi caso son dos muy queridos.Hasta aquí el tema bodas.Oigo ahora mismo en la tele el himno de Valencia. No sé si ponerme a cantar con la mano en el corazón o seguir escribiendo. Resulta que hoy es la exaltación de la Fallera mayor. Cágate lorito. Ya se acercan las Fallas... pero eso será otro día.

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