15 marzo 2007

Nº 13: URGENCIAS



La pionera en cuanto a series de hospitales, la única y verdadera, la auténtica… En fin, ya habéis pillado el rollo. Esa es Urgencias. La serie médica con la que aprendimos a decir cosas como “¡Está fibrilando!”, “Un mililitro de atropina, rápido”, “¡Código azul, código azul!”, y así muchas más. Cosas que hacen que cuando entras en un hospital te sientas mucho más integrada, más en la salsa de los médicos, como si por haberte aprendido unos cuantos tecnicismos ya supieras algo de medicina. Y no.

Con Urgencias aprendimos lo complicadas que son las vidas privadas de los doctores, que para ser médico hay que estar muy bueno y que trabajar en un centro sanitario es lo más emocionante del mundo.
Así, teníamos a doctores como Carter, Doug Ross (el Clooney, vaya), Kovaj y otros cuantos que no me acuerdo de cómo se llamaban.

Lo malo es cuando aterrizas en la cruda realidad el día en que te haces un esguince y vas a Urgencias. Compruebas personalmente que nadie entra gritando empujando una camilla contigo encima diciendo: “Mujer, 26 años, caída de una bicicleta estática, constantes estables, posible esguince de tobillo…” Y otro desde dentro “Rápido a rayos X, no perdamos tiempo”.
No, no, no… Te esperas 5 horas en una salita llena de gente aburrida y quejumbrosa que lleva allí tanto o más tiempo que tú, y además te lo dice “Uy, pues yo llevo aquí desde las 9 de la mañana…”.

Cuando por fin te toca entrar, una enfermera con cara de acelga te hace una radiografía. Sales. A las 2 horas la mira el médico, que está más harto que tú de estar allí y que ni de coña se parece a Noah Wyle, a Cloony o Goran Visnjic. Te confirma el esguince. Pasas a un box donde un auxiliar te escayola, te dicen que reposes 15 días y que pidas hora para una consulta. Te vas.
Así es de duro. Como leí en un comentario de una lectora de este blog: ya no cunde ir a urgencias.

La mala gestión de un programador borracho hizo que esta serie pasara de emitirse en las primeras temporadas a las 22h o por las tardes a aparecer en nuestra pantalla a las 2 de la madrugada. Por lo que una ya no se entera de si todavía sigue en antena o qué.
La pionera, antes que House, Anatomía de Grey, Hospital Central o Mir, siempre tendrá un lugar especial en nuestros corazones.

14 marzo 2007

Nº 14: BLOSSOM


Una de las series juveniles más conocidas de la televisión. No conozco a casi nadie a quien no le gustara Blossom. Es más, de pequeñas, todas queríamos ser como ella y eso que era rematadamente fea. Eso es lo bueno de esta serie: la protagonista no era perfecta, no era guapa ni tenía un tipazo; sin embargo su personalidad era lo que nos cautivaba. Digo yo que ese debía ser uno de los mensajes “pedagógicos” de esta serie.
Por que, vamos a ver, siendo tan fea ¿cómo es posible que siempre ligara con el tío más bueno y simpático del instituto? Además este tío era un pedazo de pan y nunca se propasaba con ella. Si por casualidad, Blossom ligaba con un tipo “malo” siempre se resistía a la tentación conservando intacta su virtud, como debe ser.

La verdad es que a veces es un alivio que una persona pueda fascinar sin ser una pedante, cursi y presumida como nos tienen acostumbrados en algunas otras series juveniles familiares como Padres forzosos, por ejemplo. ¡Dios nos libre de las gemelas Olsen!

Además de Blossom, la serie tenía otros personajes carismáticos como el padre: Nick Russo, un pianista súper enrollado y liberal, pero que mantenía la moral de sus hijos a raya.
También estaba Joey, el hermano buenorro pero más tonto que Abundio (digo yo si la cosa irá con el nombre porque el Joey de Friends tiene las mismas características…).
Había otro hermano clavadito a ella (¡bien por el casting!) que había sido drogadicto y ahora había vuelto al buen camino y se dedicaba a conducir ambulancias.
Otro miembro de la familia Russo era un abuelete vacilón y juerguista. El que vivía la vida a tope, más incluso que su hijo y sus nietos a quien en más de una ocasión sorprendía porque resultaba más moderno.
Finalmente Six, la amiga hiperactiva enamorada de Joey, que siempre estaba metida en casa de Blossom. Se dice que su nombre se debe al número de cervezas que se tomaron sus padres la noche de su concepción.

Blossom se emitió en TVE1 entre 1991 y 1996. La recuerdo con cariño porque me gustaba. He de confesar que tengo un video casero imitando la cabecera de esta serie, con coreografía y todo, pero eso, amiguitos, nunca lo veréis.

07 marzo 2007

Este mensaje se autodestruirá...

Pss, pss, estoy aquí. Mira hacia la derecha, detrás de esta columna... Soy yo, voy de incógnito. He conseguido conectarme a internet a través de una red inalámbrica con el ordenador portátil, estoy de estrangis, no le digas a nadie que me has visto. Hace semanas que nadie sabe de mí porque mi ordenador principal ha pillado uno de esos virus misteriosos y letales de difícil curación y no sé cuánto tiempo le queda. Quizás un buen técnico por un módico precio pueda aclarármelo.
No sé cuánto rato aguantará esta conexión inalámbrica, no es muy segura, así que te tengo que dejar. Tendrás noticias mías en cuanto pueda volver a conectarme. Espera una señal y nos veremos en este mismo lugar.
Y recuerda, tú no me has visto.