La pionera en cuanto a series de hospitales, la única y verdadera, la auténtica… En fin, ya habéis pillado el rollo. Esa es Urgencias. La serie médica con la que aprendimos a decir cosas como “¡Está fibrilando!”, “Un mililitro de atropina, rápido”, “¡Código azul, código azul!”, y así muchas más. Cosas que hacen que cuando entras en un hospital te sientas mucho más integrada, más en la salsa de los médicos, como si por haberte aprendido unos cuantos tecnicismos ya supieras algo de medicina. Y no.
Con Urgencias aprendimos lo complicadas que son las vidas privadas de los doctores, que para ser médico hay que estar muy bueno y que trabajar en un centro sanitario es lo más emocionante del mundo.
Así, teníamos a doctores como Carter, Doug Ross (el Clooney, vaya), Kovaj y otros cuantos que no me acuerdo de cómo se llamaban.
Lo malo es cuando aterrizas en la cruda realidad el día en que te haces un esguince y vas a Urgencias. Compruebas personalmente que nadie entra gritando empujando una camilla contigo encima diciendo: “Mujer, 26 años, caída de una bicicleta estática, constantes estables, posible esguince de tobillo…” Y otro desde dentro “Rápido a rayos X, no perdamos tiempo”.
No, no, no… Te esperas 5 horas en una salita llena de gente aburrida y quejumbrosa que lleva allí tanto o más tiempo que tú, y además te lo dice “Uy, pues yo llevo aquí desde las 9 de la mañana…”.
Cuando por fin te toca entrar, una enfermera con cara de acelga te hace una radiografía. Sales. A las 2 horas la mira el médico, que está más harto que tú de estar allí y que ni de coña se parece a Noah Wyle, a Cloony o Goran Visnjic. Te confirma el esguince. Pasas a un box donde un auxiliar te escayola, te dicen que reposes 15 días y que pidas hora para una consulta. Te vas.
Así es de duro. Como leí en un comentario de una lectora de este blog: ya no cunde ir a urgencias.
La mala gestión de un programador borracho hizo que esta serie pasara de emitirse en las primeras temporadas a las 22h o por las tardes a aparecer en nuestra pantalla a las 2 de la madrugada. Por lo que una ya no se entera de si todavía sigue en antena o qué.
La pionera, antes que House, Anatomía de Grey, Hospital Central o Mir, siempre tendrá un lugar especial en nuestros corazones.