30 enero 2007

Se hace sabeeeer...

... que a petición de Carson, lo que me parece razón suficiente, en breve acabaré la lista de mis series favoritas que he dejado vilmente a medias. Las razones son varias:
1. Se me borró el archivo donde tenía las URL de los videos de YouTube con las cabeceras y he tenido que volver a buscarlas. ¡Qué cansino, por Dios!
2. La falta de comentarios y entusiasmo por parte de los lectores me hizo pensar que os importaban tres pepinos y ya que me costaba un trabajito hacerlo, yo que soy vaga por naturaleza, decidí dejarlo.
Pero, vamos, que con que me lo pida uno solo ya lo retomo encantada de la vida. Eso sí, después del examen del día 6 de febrero, si no es mucho pedir.
Hale, hasta más ver!

29 enero 2007

¡Cuánto Glamour, oiga!

Ayer se celebró la XXI gala de los Premios de la Academia - antes se llamaban Premios Goya, pero no sabemos por qué motivo ya no -.
Fue una gala larga, aburrida y carente de ese halo de elegancia y estilo, lo que llamamos glamour, vamos. Es decir, que fue como siempre.
Dejemos de negar lo evidente: los americanos si saben hacer de todo un gran espectáculo, nosotros, por mucho que lo intentemos, no.
Aunque es verdad que los académicos españoles se esfuerzan cuanto pueden por evitar parecerse lo más mínimo a los yankis y si en eso hay que dejarse la elegancia y la educación en casa, pues te la dejas y punto.
Daniel Martín: Oh, sí, soy malo malísimo, y con este modelito los seguratas no me habrían dejado entrar en los Oscar.
Por lo menos la Ministra Carmen Calvo en esta ocasión no se vistió de Ágatha Ruiz de Prada.
Para empezar, la alfombra no era roja, sino verde, verde marciano, verde marciano con publicidad de Jameson. El verde no queda bien en cámara, ni hace buen color a la gente mezclado con los focos y los flashes de las fotos. Si esto lo sé yo, me imagino que alguien más se habrá dado cuenta. Pero hay que ser original.
Pero vamos a la gala. Duró así como 8 horas, no, espera, eso es lo que me pareció a mí. Es que como cada 10 minutos hacían 25 de publicidad, me dio tiempo de sobra de ver todo el episodio de Aída.
Se pasaron mucho con la publi. Además la gala estaba retransmitida con media hora de retardo. No sé para qué, pero así lo hicieron. ¿Miedo a que alguien enseñara una teta? ¡Por favor, si ya hemos visto las tetas de todas las actrices! Es obligatorio en todos los guiones de las películas españolas.
El presentador este año fue José Corbacho, que el año pasado ganó un Goya por Tapas.
Un ser original donde los haya. Se cambió de modelito cinco veces, cada cual más estrafalario que el anterior, pero muy en su linea. Sin duda de lo mejorcito de la ceremonia. Además estuvo amenizada con algunos sketches rodados con el elenco de Homozaping, en los que parodiaban algunas de las principales películas.
A ver si así me crece el pelo
El pastel se lo repartieron dos películas: El laberinto del fauno y Volver. Curiosamente, las dos que tienen algo que ver con los Oscar.
Aquí se nota que todos son amiguetes y se quedan los premios los mismos de siempre. ¿Por qué sino, si hay más de 200 películas rodadas este año, siempre estaban nominadas las mismas?
Otra cosa que me llamó la atención fue lo sosos que son los actores y actrices fuera de la gran pantalla: Leticia Dolera, Kira Miró, Nawja Nimri (fumada), Daniel Martín. ¡Por favor un poco de entusiasmo que esto no es un funeral! Pues nada, como si los hubiesen obligado a estar allí...
Al final, todos contentos con sus premios: Juan Diego y Pe los mejores actores y los demás cada uno lo suyo.
Porque de la calidad de las películas y de lo bien que aprovechan el dinero de las subvenciones del Estado mejor no hablamos hoy ¿verdad?
¡Hemos ganado, hemos ganado, oe, oe, oe!
Y por último, algo inquietante:

Sí, soy el abuelo de Viggo Mortensen, y también hablo raro.

25 enero 2007

La siesta


Los últimos comentarios en el post anterior y un "tienes muy abandonado el blog, que lo sepas" me han animado a escribir algo hoy aunque solo sean divagaciones sin sentido. A veces estas entradas en las que no piensas decir nada interesante resultan a la larga las mejores.

Estoy intentando resurgir de mis cenizas cual Ícaro estimulando mi mente con cosas creativas y satisfactorias para los sentidos. Definitivamente, los apuntes matan neuronas y aplatanan la mente.

Concretamente los apuntes en mi caso producen un sueño irremediable. Me duermo... Es por ello que me he echado una siesta de una hora en el sofá viendo la tele. Se queda una más a gusto que nadie. ¡Bendita siesta, deporte nacional! (para el que puede).

Digo para el que puede porque parece que en el extranjero piensan que los españoles después de comer ya no trabajamos, sino que nos dedicamos a hacer la siesta. Este hecho quedó demostrado el día del trágico accidente del metro de Valencia - 3 de julio de 2006 - cuando viendo la CNN, señores, me encuentro con un cartelito en la parte inferior de la pantalla que rezaba: "Ha habido muchas víctimas porque a esa hora iban a sus casas a comer y a hacer la siesta". Verídico. Pasmada se queda una ante un periodismo de calidad como ese.

Pero bueno, tras la siesta me he puesto a leer unos libros sobre arte que trae los domingos el diario Las Provincias. Concretamente el de Van Gogh, mi pintor favorito, simplemente genial.
Me han entrado unas ganas locas de visitar su museo en Amsterdam. ¿Quién me acompaña?

Después de leer un rato, he cogido la Nintendo DS lite (joer cuánta propaganda hay en este post*) y he hecho unos cuantos ejercicios de Brain training a ver si espabilo. Mi edad mental hoy es de 36 años. Bueno, no está del todo mal, aunque el otro día conseguí llegar a 26, que además es mi edad real.

Ahora estoy escribiendo esto antes de ponerme a hacer el guión para el programa de radio que grabamos mañana, mientras tanto, saboreo unos Bocabits y escucho un CD recopilatorio de canciones de Rock and Roll de los Beatles. Ahora está sonando "Back in USSR" y no puedo evitar ver en mi cabeza a Moritz de OT haciendo el imbécil en el escenario con esta canción. ¡Mierda! ya nada será lo mismo.

Cambiando de tema, me gustaría colgar los programas de radio en el blog pero como soy una negada no sé cómo hacerlo, así que si alguien sabe cómo demonios colgar archivos de sonido aquí, de unos 250 MB, me lo explique por favor.

Mientras tanto, si tenéis interés podéis escucharlo en http://www.upv.es/ pinchando en el enlace de radio y TV a las 23 horas los lunes.


* Entrada patrocinada por CNN, Las Provincias, Nintendo, Bocabits y Emule.

La siesta, Vincent Van Gogh (1890)

21 enero 2007

Malos tiempos para los blogs

Sí, todavía sigo viva y con conexión a internet. Ay, el mes de enero es muy malo para ocuparlo en aficiones como el blog. Que si los exámenes, trabajos y demás chorradas una ya no tiene tiempo de nada. A todo esto he de añadir una ausencia de ideas total que me está asustando porque ya dura demasiado. ¿Qué fue de mi mente creativa y ocurrente? Debí dejarla en algún montón de aburridos apuntes de Historia del periodismo o debí olvidarla en el asiento de un autobús porque hace días que no la encuentro.

Lo siento por aquellos que me siguen pacientemente y (para mi asombro) me leen y les gusta. Una hace lo que puede y a veces las circunstancias me desbordan.

Vaya, menudo rollo estoy soltando.

Pues eso, que cuando tenga un rato y algo que contar tendréis noticias mías, lo prometo.

01 enero 2007

¿Otro café?


Primer día de enero y ya me encuentro con algo diferente. Qué deprisa aparecen los cambios este año...
Esta tarde estaba paseando justo por delante del instituto Sorolla en el que estudié BUP y COU, por aquél entonces se llamaba I.B Sorolla, ahora I.E.S, cosas de la ESO. Es un instituto feo: estructura entre fábrica y cárcel, color gris y ventanas enrejadas. Ahora ya no les dejan salir a la calle durante el recreo, pero cuando los de mi generación y otras tantas asistíamos a clase en este centro solíamos pasar los momentos sin clases en una cafetería de enfrente llamada Emar.

Al recordar esto, he mirado en dirección a la esquina donde se encuentra y me he topado de bruces con una sucursal del BBVA. Sí, nuestra cafetería ha sido sustituída por un banco. Qué típico y qué triste a la vez. No podía ser otra cosa sino un banco. A mi mente ha venido una estrofa de una famosa canción de Sabina:

"No había nadie detrás de la barra

del otro verano, y en lugar de tu bar

me encontré una sucursal del banco hispano americano.

Tu memoria vengué a pedradas contra los cristales.

Sé que no lo soñé,

protestaba mientras me esposaban los municipales".
Y eso hubiera querido hacer yo, liarme a pedradas contra ese banco que ocupa el espacio donde antes estaba nuestro lugar favorito para echar los ratos libres o sitio de quedada cuando salíamos a tomar algo con los amigos.

En el Emar estudié algo de la selectividad una tarde que llovía y no quería irme a casa, mientras en la mesa humeaba una taza de café.

Allí también nos escapábamos de alguna clase aburrida que no queríamos escuchar ese día y preferíamos ocupar esa misma hora en charlar y tomar algo.

En el Emar, Vicente, Bárbara y yo, que por entonces éramos los tres mejores amigos del mundo, planeamos un viaje a Barcelona que nunca se llevó a cabo. Y ahora ya no sé qué es de ellos.

También en compañía de Vicente pasé la tarde del 11-S en el segundo piso del Emar mientras veíamos la imagen de las torres viniéndose abajo una y otra vez en el televisor y hablando seriamente sobre el porqué de todo aquello.

En definitiva, ha sido protagonista de muchas ocasiones en las que nos encontrábamos una tarde y surgía la eterna pregunta: ¿Dónde vamos?... Pues vamos al Emar... Vale.

En fin amigos, todo cambia. Los lugares, los amigos, las situaciones... pero siempre habrá alguna cafetería abierta donde pasar una de esas tardes hablando de cualquier cosa con quien más te gusta estar.

¿Otro café?