Declaración de principios

Soy una eterna estudiante de periodismo, eso lo tengo asumido. De muchos es sabido que no gozo de muy buena salud y por eso no puedo ir a clase todo lo que me gustaría. La verdad es que me siento un poco atrapada en un bucle sin final por que este año no es muy diferente.

Por eso valoro mucho lo que significa obtener la licenciatura en PERIODISMO y me fastidia especialmente el intrusismo que hay en esta profesión.

Cuando empecé a estudiar esta carrera varios amigos me comentaron:

- ¡Anda, con que periodista! A ver si te vemos pronto en Tómbola con los famosos.

Yo sonreía y por dentro maldecía y pensaba: "pues, sinceramente, espero que no me veas nunca".

¿De verdad es esta la visión que tiene la mayoría de la gente de lo que es un periodista? ¿Es que nadie piensa que los periódicos, con sus revistas semanales y culturales incluidas, no se hacen solos? Hay grandes profesionales que han dedicado años de su vida al estudio, al aprendizaje y a la superación personal.

El otro día en "La Noria" calificaron a Jimmy Jiménez Arnau de periodista. Un día también, alucinad, Belén Esteban se igualaba al resto de sus "compañeros" periodistas en el programa de Ana Rosa. Y ninguno protestó.

Querida Belén, tu trabajo, igual que el de muchos otros que presumen de ser lo que no son, lo puede realizar un chimpancé con un boligrafo-pompón como el de Idoia Bilbao (otra que dice ser lo que no es, por que en realidad es actriz y de las malas).

Ahora que ha terminado el "Tomate", ese gran tumor para el periodismo, espero que poco a poco la gente vaya recapacitando y rechazando todos estos subproductos de tan baja calidad que se amparan en el periodismo y la libertad de expresión para hacer verdaderas atrocidades.

Ojalá vuelva el periodismo riguroso y serio, por que ahora me siento devaluada, como si mi futura profesión (espero) fuera una burla, una profesión de garrapatas y malas personas o de incultos que solo saben gritar en un plató de televisión.