03 julio 2006

Sin título

¿Qué se supone que debo decir ahora? No me salen las palabras, solo lágrimas de rabia. No podemos controlar estas cosas, estamos a merced del destino. Nadie sabe cuando le puede tocar. 34 personas han muerto mientras viajaban en el metro de Valencia, aquí, cerca de casa de una amiga y pienso que le hubiese podido tocar a ella. O a cualquier compañero de la facultad que tomaría esa línea para ir a clase.
¿Por qué suceden estas cosas? No lo sabemos, son accidentes que ocurren, nadie tiene la culpa.
Lo que me jode, sí, me jode sobremanera es la hipocresía que se monta alrededor de estos acontecimientos tan lamentables. Que no se sé qué decir cuando leo en internet una estupidez tan grande como ésta:
Benedicto XVI ha sido informado inmediatamente del accidente en el metro de Valencia, que ha costado la vida al menos a 30 personas, y ha seguido, entristecido, las "dramáticas" informaciones que llegaban de la ciudad española, según ha declarado el portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls.
"Nada más conocer el accidente, el Papa se retiró a su capilla privada para rezar por las víctimas del desastre y por las familias afectadas", agregó Navarro.
¡¡Qué montón de mierda!! ¿Pero qué persona es capaz de tragarse semejante gilipollez y no revelarse contra todo este paripé que nos han montado?
¿Quién puede creer en todo ese circo que es la iglesia en momentos como estos? ¿Quién puede creer en DIOS en los tiempos que corren?
Seguro que hoy 34 familias han dejado de creer... por mucha misa que digan el sábado en su memoria.

2 comentarios:

El Flautista de Hamelín dijo...

Me parece que los seres humanos somos demasiado viscerales. Una vez escuché que en Europa muere cada día en accidentes de tráfico tanta gente como si también todos los días se estrellase en nuestro continente un avión de pasajeros con 200 almas a bordo. Es decir, que si se estrella un avión todos los medios de comunicación hablan de ello, lo califican de "tragedia" y todo el mundo se echa las manos a la cabeza. En cambio, si se registra el mismo número de víctimas en la carretera en accidentes aislados, apenas se presta atención al hecho y nadie habla ya de "tragedia". Curioso.

Anónimo dijo...

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