14 mayo 2005

Mi diario

CRÓNICA DE UNA TERTULIA ANUNCIADA
Por fin parece que voy a poder escribir esta historia que os quiero contar desde hace tres días, pero que no me dejan los de bitácoras. Que no hay manera, oye, que cuando no falla una cosa, falla otra. Así se le van las ganas a una de escribir nada, pero aquí estoy, al pie del cañón, como siempre para contaros las cosas que me pasan.Allá voy.
Crónica de una tertulia anunciada:
Y es que lo más interesante que me ha pasado ésta semana es justamente eso. El miércoles fui invitada a la Tertulia de las horas muertas en el cafe Sahiri, en el Barrio del carmen.
Quedé en casa de mi amiga Sara a las 17:45. Menos mal que llegué bien de tiempo porque una vez que estaba delante de las Torres de Serrano dudé entre una calle u otra. Como siempre, me fuí por la que no era. Mi sentido de la orientación es casi nulo y más en esas callejuelas que son todas iguales y laberínticas. Hay que decir que solo he ido a casa de Sara dos veces y acompañada, por lo que no me fijo ni por donde voy. Yo soy así.
Una vez me percaté de mi error, di la vuelta y tomé la otra calle. Ahora sí. A las 17:45 en punto llamé al timbre, bajaron ella y su chico y para el café que nos fuimos.
La tertulia fue muy amena y divertida. Trataba sobre La Metamorfosis de Franz Kafka. Vale, no lo he leído, pero está aquí sobre mi mesa en "Lecturas pendientes". El caso es que aprendí mucho y me entraron ganas de leerlo. Lo malo es que durante la tertulia me tuve que conformar con asentir con la cabeza como una tonta ante los comentarios de los demás sin poder participar demasiado.
Además después propusimos un nuevo libro para la próxima lectura mediante papelitos anónimos y salió el mío. Eso sí es llegar y besar el santo. Propuse El silencio de las sirenas. Espero que guste.
Hasta ahí todo bien. Pero entonces entró un tío y se unió a nosotros. Iba de tipo progre e intelectual. Enseguida empezó a hablar conmigo y con Sara (que ya empezaba a hacerme gestos extraños que yo al principio no descifraba pero que muy pronto comprendí). Resultó ser el tío más freaky del mundo. Me tuvo más de diez minutos hablándome sobre periodismo y su estupenda revista (cuatro folios grapados) hecha completamente por él y que pretendía vender en la facultad de periodismo.
Luego puso como ejemplo de periodista a seguir a ¡Letizia Ortiz!. Yo ahí es cuando empecé a flipar mucho. Sara tuvo la suerte de desconectar a tiempo y unirse a otra conversación mucho más divertida. Y yo oyendo cómo se reían todos y el pesao' ese hablándome.
- ¿Y tú a qué quieres dedicarte?- me pregunta.
- Me gusta la radio - contesto.-¿Y en cuál te gustaría trabajar?-Ah, ¿pero se puede elegir? Pues donde me contraten, me da lo mismo.
-Sí, pero no es lo mismo la Ser que la Cope.
-(¡No me digas!). Ya pero no está la cosa para ir rechazando trabajos. (Si me llaman de la Cope les diré que no. Me alimentaré de mis ideales y la ministra Trujillo pagará la hipoteca de mi piso de 30 metros. Estaré muerta de hambre, pero ante todo soy roja!!).
No recuerdo muy bien en qué momento me deshice del freaky. Solo recuerdo que me levanté y fuí a la biblioteca adjunta a la cafetería, donde había entrado hacía un momento mi amiga. Allí fue donde le dije que debía haberme rescatado... pero no hubo oportunidad y allí fue donde me comentó el dato relevante: el tío estuvo ingresado en una "institución mental" un par de semanas por una especie de ataque extraño que le dio en clase. Ahora empezaba a cuadrar todo.
Después de eso salimos a la calle para que yo cogiera un taxi y casi nos atraca un yonki, que iba de buen rollo y no nos pidió la cartera. Recordé entonces que me fuí sin pagar el café. Al fin subí a un taxi y para casa.Fue una tarde interesante. Me lo pasé muy bien y estoy deseando que llegue la siguiente.

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