Ayer se celebró la XXI gala de los Premios de la Academia - antes se llamaban Premios Goya, pero no sabemos por qué motivo ya no -.
Fue una gala larga, aburrida y carente de ese halo de elegancia y estilo, lo que llamamos glamour, vamos. Es decir, que fue como siempre.
Dejemos de negar lo evidente: los americanos si saben hacer de todo un gran espectáculo, nosotros, por mucho que lo intentemos, no.
Aunque es verdad que los académicos españoles se esfuerzan cuanto pueden por evitar parecerse lo más mínimo a los yankis y si en eso hay que dejarse la elegancia y la educación en casa, pues te la dejas y punto.
Daniel Martín: Oh, sí, soy malo malísimo, y con este modelito los seguratas no me habrían dejado entrar en los Oscar.
Por lo menos la Ministra Carmen Calvo en esta ocasión no se vistió de Ágatha Ruiz de Prada.
Para empezar, la alfombra no era roja, sino verde, verde marciano, verde marciano con publicidad de Jameson. El verde no queda bien en cámara, ni hace buen color a la gente mezclado con los focos y los flashes de las fotos. Si esto lo sé yo, me imagino que alguien más se habrá dado cuenta. Pero hay que ser original.
Pero vamos a la gala. Duró así como 8 horas, no, espera, eso es lo que me pareció a mí. Es que como cada 10 minutos hacían 25 de publicidad, me dio tiempo de sobra de ver todo el episodio de Aída.
Se pasaron mucho con la publi. Además la gala estaba retransmitida con media hora de retardo. No sé para qué, pero así lo hicieron. ¿Miedo a que alguien enseñara una teta? ¡Por favor, si ya hemos visto las tetas de todas las actrices! Es obligatorio en todos los guiones de las películas españolas.
El presentador este año fue José Corbacho, que el año pasado ganó un Goya por Tapas.
Un ser original donde los haya. Se cambió de modelito cinco veces, cada cual más estrafalario que el anterior, pero muy en su linea. Sin duda de lo mejorcito de la ceremonia. Además estuvo amenizada con algunos sketches rodados con el elenco de Homozaping, en los que parodiaban algunas de las principales películas.
A ver si así me crece el pelo
El pastel se lo repartieron dos películas: El laberinto del fauno y Volver. Curiosamente, las dos que tienen algo que ver con los Oscar.
Aquí se nota que todos son amiguetes y se quedan los premios los mismos de siempre. ¿Por qué sino, si hay más de 200 películas rodadas este año, siempre estaban nominadas las mismas?
Otra cosa que me llamó la atención fue lo sosos que son los actores y actrices fuera de la gran pantalla: Leticia Dolera, Kira Miró, Nawja Nimri (fumada), Daniel Martín. ¡Por favor un poco de entusiasmo que esto no es un funeral! Pues nada, como si los hubiesen obligado a estar allí...
Al final, todos contentos con sus premios: Juan Diego y Pe los mejores actores y los demás cada uno lo suyo.
Porque de la calidad de las películas y de lo bien que aprovechan el dinero de las subvenciones del Estado mejor no hablamos hoy ¿verdad?
¡Hemos ganado, hemos ganado, oe, oe, oe!
Y por último, algo inquietante:
2 comentarios:
La vi a "cachos" y puedo opinar que lo que vi era bazofia y que ese ser llamado Corbacho parecía la Pantoja de Puerto Rico de lo maquillado que iba. Me superó.
En cuanto a la alfombra, como ser humano daltónico, apenas noté la diferencia, pero pusiera la publicidad que pusiera, a mi me parece que pone Jumanji.
¡Esa es mi chica!
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