...¿Cómo pudo sucederme a mí?
Así es de dura la vida. Ya ha pasado el mes de abril. Hace ya cuatro días que nos abandonó y todavía no he conseguido hacerme a la idea.
El mes de abril es mi favorito. Ni frío ni calor.
Me gusta el tiempo en primavera porque te sorprende. Tan pronto hace sol y al instante está diluviando.
Suele llover con rayos truenos y centellas y no voy especialmente estresada en los estudios.Aunque este año me vuelvo a quedar sin disfrutar de la Feria del libro en los jardines de Viveros, por los que es una gozada pasear en esta época del año. Siempre digo: el año que viene. Y el año que viene se escurre como agua entre los dedos y no hago realidad casi ninguno de los planes que tenía en mente.
Y es que cada vez pasa el tiempo más deprisa. Seguro que lo habéis notado. Tengo un libro que no he leído del todo titulado "¿Por qué el tiempo vuela cuando nos hacemos mayores?" . Eso digo yo: ¿Por qué?
Por qué si cuando éramos pequeños parecía que la semana no iba a terminar nunca y anhelábamos la llegada del viernes para correr como si nos persiguiera el demonio a la salida del colegio, rumbo a casa, a la espera de un largo fin de semana.
Los tres meses de vacaciones eran un paraíso . Septiembre quedaba allá a lo lejos, parecía inalcanzable.
Pero ahora es todo muy distinto. Las semanas vuelan, los meses pasan sin pena ni gloria por las hojas del calendario y cuando nos vamos a dar cuenta ya estamos ahí otro 31 de diciembre con la copa alzada deseando que el próximo año todo nos vaya genial.
Así es la vida de cruel. Pero merece la pena. Ahora que somos conscientes de la fugacidad del tiempo, ahora, es cuando debemos aprovecharlo y hacer que cada instante merezca la pena. (Parezco uno de esos forwards en powerpoint que dicen esta clase de chorradas). Pero es cierto. Estoy decidida a hacer útil este mes de mayo. A ver si consigo que dure un poquito más.
Tempus fugit, dijo algún romano... y tenía razón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario